sábado, 28 de septiembre de 2024

La importancia de trabajar con adultos

 En algún momento de la vida todos quisimos cambiar el mundo, y en ese momento reconocimos la importancia de educar bien a los niños, porque ellos son el futuro. ¿Y quién educa a los niños? Pues los adultos.

A los niños los educamos un montón de adultos rotos, que creemos saber lo que los niños necesitan, o mejor, lo que el mundo necesita que los niños sean. Adultos: mirémonos al espejo un momento. Sí que hemos aprendido de los golpes que nos ha dado la vida; sí que podemos hacerlo mejor que nuestros mayores (¿o no?). Pero también hemos de reconocer que tenemos heridas abiertas, temas de los que no queremos hablar, o de los que sí queremos, pero no sabemos cómo. Y peor, “certezas” de “cómo deberían ser las cosas”, pero cero ideas de cómo hacerlo, cero planes de intentarlo. Mil críticas y ninguna acción.

Ahí es donde yo quiero cambiar el mundo pero reconozco la importancia de re-educarnos como adultos. Y me incluyo. Aceptemos que ser adulto no es estar finalizado. Trabajemos en remendar nuestras heridas; en aprender, aunque estemos viejos; en tratar de ser el ejemplo de adulto que merecen nuestros niños, sin comparar groseramente nuestra infancia y juventud perdidas con el mundo actual de los más jóvenes.

Adultos: seamos Adultos. Debemos trabajar en nosotros. Por nosotros mismos, por nuestros niños y jóvenes, por nuestro mundo. 

domingo, 11 de septiembre de 2022

La utilidad de las etiquetas en salud mental

 Un diagnóstico es una etiqueta y debe servir para algo. Una etiqueta es una palabra. Así que hay qué preguntarse para qué sirven las palabras, y eso nos llevará a la utilidad o initilidad de etiquetar a alguien, en el peor de los casos, con una enfermedad mental.

Las palabras a mí me sirven  (y digo "a mí", porque no tengo ningún interés en ser acertada académicamente), a mí las palabras me sirven para:

-  Referirme a un objeto físico

-  Referime a una sensación o abstracción, reconocida por otros seres humanos (si los otros no la reconocieran, es decir, si no la hubieran experimentado nunca, sería imposible que la palabra funcionara para comunicar).

Iré más lejos y diré que los objetos físicos también son abstracciones, por cuanto les asignamos atributos según el uso que les damos ("affordance"), y esos atributos, como su nombre lo dice, son atribuídos por nosotros. No son propiedades intrínsecas del objeto. Por ejemplo: puedo decir que una piedra es un objeto duro que sirve para machacar algo, pero la piedra que es dura, no surgió para ese uso necesariamente.

Así pues, las palabras me sirven para referirme a una abstracción. Y una abstracción implica construir unos juicios, unos sesgos. 

Así, un diagnóstico psiquiátrico, que es una etiqueta, es decir, una palabra, es decir que un diagnóstico es una abstracción a la que me refiero: un diagnóstico es un conjunto de juicios.

Y de qué me sirven los juicios? Para tomar decisiones.

Creo que ese es el punto: un diagnóstico psiquiátrico debe servir para tomar decisiones. Y las decisiones tienen objetivos, que plantea cada quién en su libertad.

Entonces, de manera inseparable, un diagnóstico psiquiátrico tiene que acompañarse por el delineamiento de los objetivos del individuo sobre sí mismo. ¿Qué quiere el individuo de sí mismo? ¿Que es la felicidad o el éxito para él? 

Y con esos objetivos, destinos anhelados, se toman las decisiones terapéuticas (tratamientos médicos, modificaciones sociofamiliares, duelos de aceptación, etc), se definen los medios.

Si el diagnóstico no se acompaña de esos objetivos no sirve para tomar decisiones; un juicio inútil entonces. Pura agresión.









viernes, 9 de septiembre de 2022

De mí para mí: delirios de grandeza en una noche de insomnio

 Estoy leyendo la biografía de Oliver Sacks.

Este tipo de libros -mejor dicho- de vidas, me encanta. Me siento menos sola, no tan loca. De hecho, me siento absolutamente lúcida y valorada. Será porque desde que tengo memoria siempre me he sentido alguien inusual, y la mayor parte del tiempo temo que eso no sea algo bueno, aunque muy en el fondo me enorgullece ser atípica.

Cuando pienso en el instinto de vivir cosas inusuales, descabelladas para la mayor parte de la gente a mi alrededor, siento que algo está mal conmigo: mis anhelos me parecen desmesurados y atrevidos, por no decir enfermizos y retorcidos.

Pero cuando leo a Sacks, así como cuando leí a Italo Calvino o a Nietzche (parafraseado, claro está), me siento en mi salsa. Siento que soy de esa raza de raros geniales. Y me enorgullece, me inspira, y pienso "¿por qué no? ¿qué tal si mi vida ha de ser así, extraordinaria?", y ya mis anhelos y pensamientos me parecen perfectamente válidos, y se me quita (al menos por unas horas) la cobardía con la que quiero apagarlos (sin éxito, más bien con frustración). Y lo que entonces comienzo a lamentar es tardarme tanto en seguir esas pulsiones, aunque se mezcla con la emoción de prometerme seguirlas.

martes, 23 de octubre de 2018

Corazón recipiente


Según la Real Academia Española:

corazón

Der. del lat. cor.

1. m. Órgano de naturaleza muscular, común a todos los vertebrados y a muchos invertebrados, que actúa como impulsor de la sangre y que en el ser humano está situado en la cavidad torácica.

3. m. Ánimo o valor. No tuvo corazón para abandonarlo.

4. m. Sentimientos. Es una persona de buen corazón.

6. m. Centro de algo. El corazón de una manzana.

recipiente

Del lat. recipiens, -entis, part. act. de recipĕre 'recibir'.

1. adj. Que recibe.

2. m. Utensilio destinado a guardar o conservar algo.

3. m. Cavidad en que puede contenerse algo.

domingo, 23 de septiembre de 2018

El dilema del omnívoro

"El alimento construye al comiente. Es natural, pues, que el comiente busque construirse comiendo." Claude Fischler. El (h)omnívoro, 1990.

Foto tomada en la exposición "Platos para no comer", de Maribel Gordillo, en el Museo de la Universidad de Antioquia. Julio 2018.

Exposición en el Museo U de A julio 2018