Me abandono de nuevo en mis abismos
insalvables, en las rutas de aguas infinitas sin sur ni norte. La luz se filtra
entre las nubes encegueciendo mis ojos hechos de penumbra. Eres el sol
inalcanzable, eres el sol del que dependo. Y sin embargo, creí poseerte como el
rayo reflejado en mi vaso de agua, meciéndote
atrapado entre cristales. Pero ahora me doy cuenta de la triste ilusión que es
esa la de la estrella de mar soñando flotar en el universo, cuando apenas puede
adherirse a la arena. Veo los afanes de tus planes perfectos y las decisiones
opuestas de mis anhelos de muerte. Sin embargo, así como la arena enfrenta el
cielo, permanezco a tu lado mientras quieras, mientras tú también te das cuenta
de que tu corazón de familia no está hecho para mí.
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