jueves, 23 de diciembre de 2010
Buñuelo, tamal y aguapanela
miércoles, 22 de diciembre de 2010
El suspiro
La soledad by Pink Martini
El sol se fue
Perdóname
Repite todo
sábado, 11 de diciembre de 2010
La vie a goût de bonheur - Alain
La vie est bonne par-dessus tout ; elle est bonne par elle-même ; le raisonnement n’y fait rien. On n’est pas heureux par voyage, richesse, succès, plaisir. On est heureux parce qu’on est heureux. Le bonheur, c’est la saveur même de la vie. Comme la fraise a goût de fraise, ainsi la vie a goût de bonheur. Le soleil est bon ; la pluie est bonne ; tout bruit est musique. Voir, entendre, flairer, goûter, toucher, ce n’est qu’une suite de bonheurs. Même les peines, même les douleurs, même la fatigue, tout cela a une saveur de vie. Exister est bon ; non pas meilleur qu’autre chose ; car exister est tout, et ne pas exister n’est rien. S’il n’en était pas ainsi, aucun vivant ne durerait, aucun vivant ne naîtrait. Pensez qu’une couleur est joie pour les yeux. Agir est une joie. Percevoir est une joie aussi, et c’est la même. Nous ne sommes point condamnés à vivre ; nous vivons avidement. Nous voulons voir, toucher, juger ; nous voulons déplier le monde. Tout vivant est comme un promeneur du matin. Toutes ces choses qui s’étagent jusqu’à l’horizon, elles n’ont de sens que parce que je le veux. Autrement, ce ne serait que des chatouillements au fond de mes yeux. Mais je me dis : voilà un sentier, des arbres ; cette ligne bleue, c’est une colline où je marcherai. Cela se voit bien au théâtre, où les décorateurs ne nous montrent qu’une toile avec des couleurs dessus ; mais, tout de suite, nous renvoyons les lointains à leur place ; nous tirons à nous les premiers plans. Pour le monde réel autour de nous, c’est la même chose. Le vaste ciel n’est que du bleu dans mes yeux ; mais je l’étale au-dessus de ma tête. Voir, c’est vouloir voir. Vivre, c’est vouloir vivre. Toute vie est un chant d’allégresse. Ils disent bien que Beethoven a vaincu la douleur ; mais ils n’expliquent pas du tout Beethoven par là ; n’importe quel vivant remporte la même victoire ; le mendiant aussi ; le chien aussi, sans doute…
Seulement, il arrive qu’on meurt ; et les causes qui font mourir sont plus ou moins visibles, mais leur effet est toujours le même. La vie n’a plus la saveur de la vie. Plaisir aussi bien que douleur, tout est comme frelaté ; l’action est comme une source tarie. Alors il est inévitable que le monde s’écroule faute d’action. Pour ceux qui ne veulent plus vivre, c’est bientôt la fin du monde. C’est ainsi qu’on meurt. Mourir, c’est renoncer.
La mort est donc toujours volontaire en un sens. On ne meurt que lorsqu’on est las de vivre. Mais aussi, en un autre sens, la mort est toujours involontaire. On ne meurt que si quelque cause extérieure empoisonne la vie. Ce qui a tué ce jeune homme, ce n’est point sa propre main et son propre révolver, ce sont les petites causes accumulées, sans doute quelques acides non éliminés, qui ont fait qu’il n’avait plus le bonheur du tout. Que ces acides engourdissent les ganglions qui font battre le cœur et fassent périr de fièvre, ou qu’ils se fixent dans le cerveau principal, de façon à troubler l’imagination et les mouvements de la main, c’est toujours la même chose. On meurt toujours de maladie.
29 mai 1909
Alain, Propos d’un normand, 1906-1914, III, Gallimard, 1955.
Fragmento de Piedra de Sol
"(...) las paredes
invisibles, las máscaras podridas
que dividen al hombre de los hombres,
al hombre de sí mismo,
se derrumban
por un instante inmenso y vislumbramos
nuestra unidad perdida, el desamparo
que es ser hombres, la gloria que es ser hombres
y compartir el pan, el sol, la muerte,
el olvidado asombro de estar vivos;
amar es combatir, si dos se besan
el mundo cambia, encarnan los deseos,
el pensamiento encarna, brotan las alas
en las espaldas del esclavo, el mundo
es real y tangible, el vino es vino,
el pan vuelve a saber, el agua es agua,
amar es combatir, es abrir puertas,
dejar de ser fantasma con un número
a perpetua cadena condenado
por un amo sin rostro (...)"
sábado, 20 de noviembre de 2010
Sola, de Enanitos Verdes
Y sé, no fui tan cobarde.
martes, 9 de noviembre de 2010
Vagabundo por Agustín Magaldi
La canción empieza en el minuto 1:33
-
Me río de las penas, me río de la ilusión.
Me río de la belleza, de la vida y el amor.
Loco a mí me llaman, al ver que río yo,
Porque el mundo no sabe lo que reclama mi dolor.
Si en el derrumbe de mi vida un abismo me absorbió,
Dejen que mi alma perdida se burle de mi aflicción.
CORO
Es que a veces me confundo con un llanto
Cuando en el pecho la emoción se excita.
Y recuerdo en mis horas de quebranto,
Aquellos besos de mi buena madrecita.
Pero no importa, ¡ríete muchacho!,
Ríe, con tu dolor en brazos.
No hagas que aumente el dolor...
Que se envenena el corazón.
Yo también tuve mis días,
Yo también tuve mi fe,
Yo también, como vosotros, ¡con cuánta dicha soñé!.
Primaveras ya pasadas
Que alumbraba un bello sol,
Que se fueron despiadadas tras de la falsa ilusión.
Hoy vagabundo y perdido
Alzo mis brazos en cruz
Para enterrar al olvido
Toda una vida sin luz.
CORO
lunes, 8 de noviembre de 2010
domingo, 31 de octubre de 2010
Luciana
Tomado de Significado-de-los-nombres.net:
Significado : La que nació a la luz del día.
De origen latino. Variante : Lucía.
Caracteristicas : Es sensible, soñadora, honesta y dinámica.
Tiene muchas energías y realiza
varias actividades a la vez.
Lucha por lo que cree que es justo
y se preocupa por sus afectos.
Tiene una agradable forma de ser,
que atrae a los demás.
Amor : Es dulce y protectora cuando
quiere de verdad.
Fecha : 13 de Diciembre (Santa Lucía).
domingo, 17 de octubre de 2010
Serpiente amarilla
viernes, 15 de octubre de 2010
El olvido
A lo mejor en el futuro alguien lo va a descubrir y lo van a recordar por siempre, como el tipo romántico que debió protagonizar un libro que él mismo no escribiera, como el tipo que murió enamorado de un amor ya difunto.
martes, 5 de octubre de 2010
Ya han sanado las heridas
domingo, 26 de septiembre de 2010
jueves, 23 de septiembre de 2010
Almost blue...
jueves, 16 de septiembre de 2010
¡Lucio Colombo!
domingo, 12 de septiembre de 2010
Sobre los genitales femeninos
No encontré cómo poner la imagen más grande sin que se recortara a la derecha en el blog. No lo transcribí porque cuadrar las rayas con los renglones lleva bastante tiempo. Pero al darle click aparece en tamaño completo :).
sábado, 11 de septiembre de 2010
Fuga de ideas para hoy: Agregados "cerebrotóxicos" de composición heterogénea
Tratamiento: sentarme en la punta del cerro de la Tusa. ¿Por qué Tusa?¿qué tusa?¿la mazorca, el cerro sin pelo, el picoso? no el despreciable, seguro.
Rubik's Cube by Athlete
I love it...so nostalgic and intimate. And the video is great too. It's a song to be happy of being sad. Hahaha, isn't it?
----------------------------------------------------------------------------------
viernes, 6 de agosto de 2010
Perdoname por robarme tu flor
Me gustó esa flor que pusiste. Me gustaron los pétalos blancos arrugados en las puntas y los lados; me gustó su inclinación, cuales artistas interpretando un drama; tratando de huir del centro, todos hacia afuera y hacia arriba, como danzando, casi en un ritual. Y aquel huequito amarillo. Estoy convencida de que por él se llega a una dimensión paralela.
¡Ah! me gusta porque parece un espiral. ¡El espiral, el espiral! El espiral lo es todo. El espiral es dar vueltas pero ir cada vez más alto, el espiral es huir del centro pero sin perderlo; el espiral significa que todo es un ciclo, pero por definición, siempre vas para arriba, siempre. El espiral me recuerda a Calvino. Me recuerda sus caracoles, el universo, la explicación de por qué tenemos ojos, los laberintos hechos de bosque.
Yo quisiera volverme una gotita chiquitita, pero no muy delgada, porque ¿qué tal si me parto?¿y si no alcanzo un impulso suficiente? Yo quiero ser una gota bien redonda, pero pequeña, y no una que se atranque. Una gota anatómica, fisiológica y gimnasta. Arriesgarme en un salto mortal desde una nube, caer en muchas hojas. Rebotar, rebotar, rebotar. Caer en uno de esos pétalos que parecen plátanos blancos, y deslizaaaarme cual tobogán. Poner mi trasero redondo y mojado, y reirme mucho, hacer mucho ruido, para que podás escucharme desde tu ventana. Reirme tanto que me tiemble la barriga, y que de repente te sorprenda el silencio, porque habrán muchas gotas, pero yo daré tantos gritos, que tan pronto me esconda en el hueco amarillo de la flor, se notará el cambio.
Yo te invitaría a aquél hueco amarillo. Yo he estado allí otras veces. Creo que tan pronto la vi, a la flor, la reconocí. Porque una flor así es para que tenga un botón en el centro, pero mirá que esa tiene un hoyo. No le contés a nadie, lo que pasa, es que la última vez que salí se me olvidó cerrar la puerta. ¡Es que fue hace tanto tiempo!
Tal vez vos te sintás triste porque hay que salir en una tarde de lluvia, pero mirá que el ruido de la lluvia es mi risa. Mirá que además he pintado el túnel de amarillo, para que te alegrés un poco, para volverse uno plano y que el amarillo absuelva las penas, para que no haya nada que esconder.
domingo, 4 de julio de 2010
Detalles que dan felicidad
jueves, 1 de julio de 2010
Gracias a los artistas de Santasangre
A veces siento que he perdido mi sensibilidad artística por estar en un campo científico. Y me efurece y me enfurezco y me lamento. Pero hoy me reconcilié conmigo misma, al menos por esta noche. Me dejé absorber por la magia, partiendo del muchacho de la patilla-navaja, pasando luego por el guitarrista sin cabeza, y finalizando en que me emocionó la obra. Me despertó sentimientos prohibidos, o por decirlo y no olvidarlo, pudorosos. Me causó gracia la adaptación del guión, la incorporación de reportes forenses -al estilo moderno- en la descripción de las víctimas de la peste desencadenada por Drácula. Me gustó, me tocó, me despertó un agradecimiento y una complicidad no sospechados. Oí los comentarios displicientes de mis vecinos, pero no me importaron. Los artistas sobre la escena encontraron lo bello y lo incógnito de las verdades físicas, y yo los entendía. Yo iba más allá de los delirios egoístas de aquellos espectadores, de aquella sed de ser sorprendidos por lo que suponen que deben hacer los otros para sorprenderlos. Una tierna calidez nacía de cada palabra y cada gesto que evocaba el horror. Era calidad en su arte, la trascendencia al mero entretenimiento. Felicidades. Conmigo, humilde espectadora, han logrado su objetivo.
El guitarrista sin cabeza
A veces pasa que a uno lo sorprenden cosas que no son las que uno debe observar principalmente. Y me sucedió que cuando estaba en la obra de teatro, justo en el momento en que inició un acompañamiento musical, vi sobre el telón de la derecha una sombra con forma de perfil humano. Un rostro. Y se movía. -¡Qué buen efecto!- pensé.
Pero no era ningún efecto previsto. A los pocos segundos de estar observando, me di cuenta de que era una ilusión óptica, por lo menos para mi retina, y se trataba en realidad de la sombra del guitarrista escondido detrás del escenario. Suspiré con decepción, pero entonces aquel retazo de tiniebla me sorprendió de nuevo. Y es que era un guitarrista sin cabeza, y eso puedo asegurarlo, porque me quedé mirando largo rato y en varias ocasiones. Así que resultó ser mejor que el rostro que se alargaba y se contraía. A lo mejor él hacía ese rostro tratando de compensar la falta de cabeza...tendré que preguntarle por qué razón la perdió.
El muchacho de la patilla-navaja
Nunca había ido sola al teatro y me gustó. Al principio no me sentí muy cómoda. Tuve algo de vergüenza, un sentimiento de estar en el lugar inadecuado, como mosca en leche.
Una obra de vampiros, espectadores que iban vestidos de negro, cubierta la piel con base muy blanca, cabellos azabache o de fuego sueltos y delineados los rasgos del rostro. Y yo que para la ocasión había preparado mi camisa roja (mi máximo esfuerzo por participar en el horror), pero sin caer en cuenta de que tiene en medio una mariposa gigante, y además, el único dije rojo que tengo es en forma de fresa.
Al frente había un chico con una mitad de la cabeza rapada y el resto del cabello largo y lacio, cuidadosamente engominado, descendiendo inmóvil por la línea media del cráneo. La patilla del lado rapado era muy larga, también petrificada con gel para peinar, y cuando giraba, me daba la impresión de que podría seccionar cualquier cosa con ella -¡y él moviéndose de manera tan poco cuidadosa!-.
Pálido y perfilado, resaltaban unas pestañotas negras...y la patilla. Agradecí que las pestañas fueran inclindas hacia abajo, y presiento que ese detalle es por solidaridad de los folículos pilosos, que habiendo sido despojados de su reino y territorio axial, decidieron vengarse y restar temeridad a aquel muchacho ocultando su mirada, seguramente horripilante. Y es que sólo describí la mitad de su cabeza, pues no tuve el valor para mirar el resto. Nada más verlo me causaba escalofríos.
Ahora me entra un poco el sentimiento de culpa por referirme a la aversión que me causa...como si no tuviera otros aspectos (necesariamente diferentes al físico). Pero creo que si él me escuchara, le parecería halagador. Por mi parte, habiendo consolado ya mi culpa, me alegra bastante sorprenderme hablando de este modo. Debo confesar que su apariencia me hechizaba porque él logró impresionarme, apesar de que mi oficio me ha llevado a contemplar el cuerpo de una forma tan metódica. Trataba de imaginarme examinándolo, contemplando su oreja como las de cientos de otros, describiendo topográficamente el sitio en el que el pearcing perfora el labio, observando inadvertidamente el resplandor de la luz sobre los vellos y el movimiento normal del tórax. Todo eso sin sentir nada, haciendo el ejercicio cotidiano sin ningún sobresalto.
Y sin embargo, no podía. La piel blanca resplandecía bajo la media luz y me parecía sentir ya el frío de la cara, ya el frío de los labios, ya un corte de la patilla-navaja.
martes, 29 de junio de 2010
El silbido
El silbido...Me gusta el silbído de la canción Solo. Me diste pie a perderme en divagaciones, así que voy a perderme en un par de ideas.
El silbido me gusta porque dejás salir el aire de tus pulmones. Es como si alejaras algo que está al frente tuyo con el viento que sale de tu boca, y a la vez, dejaras salir el aire como si en él se te fuera la vida. No es lo mismo que cuando se sopla. El silbido tiene sentimiento, por eso es como si se te fuera en él el alma. Además el silbido siempre es delgadito...delgadito el hilo de aire que sale muy rápido entre los labios, es travieso e incontrolable. Un jueguito, hace cosquillas.
Sin quererlo, aunque estés distraído, inconscientemente te concentrás en el silbído y ponés toda tu fuerza en él. Alzas las cejas e intentas que sea cada vez más delgadito, como si supieras que así puede subir más arriba, muy alto, y luego devanarse, desenrrollarse y caer en los paisajes que estás pensando mientras hacés morisquetas.
Y me saca una sonrisa escucharte cuando decís que no sos artista. Si te veo silbar y tenés esa expresión en los ojos, en las cejas, en los labios, en la forma en que sacudís la cabeza. E inventas tus propias melodías y no te das cuenta.
¿Sabés? No creí que me iba a entusiasmar tanto con el silbido. Pero lo hice. Y mi conclusión -que me habías preguntado- te la digo ahora: el silbido es mejor que cualquier música, porque es la música de cada uno, y es que uno se emociona tanto cuando silba y pone en ello tanto empeño, que quisiera expresarlo todo, y es por eso que se silba tan rápido y no hace falta letra.
Pocas veces se cansa uno de silbar una vez que empieza; y creo que ese cansancio es más bien un agotamiento de energía. La prueba de ello es que cuando se termina de silbar, uno queda en blanco y sin saber muy bien qué pensar.
Y el inicio del silbido es otra cosa...el silbido te asalta, no te pide que lo cantes, se expresa sin pedir permiso.
lunes, 21 de junio de 2010
Dejar de fumar en Medellín
UNIDAD ANTITABACO DEL HOSPITAL SAN VICENTE DE PAUL 444 13 33 ext 3137
MENTE PLENA (CC Monterrey) 3524898
CONCIENCIA LTDA (San Fernando Plaza Torre Protección) 3154300
CEMDE (Centro Médico de Ejercicio y Rehabilitación Cardiaca) 4111840
INCARE (Las Vegas) 3119495
IPS UNIVERSITARIA 5167300 ext 3311
Además, ingresa a www.puedodejarlo.com o llama a la línea nacional gratuita 01-8000-116040
(la imagen no me pertenece)
jueves, 17 de junio de 2010
Ehstand deB Hertzens und der Zunge
domingo, 13 de junio de 2010
Hang on Little Tomato
Pink Martini - Hang on Little Tomato .mp3 | ||
Found at bee mp3 search engine |
...............................................(I didn't take this pic)
sábado, 12 de junio de 2010
Galletas Festival Big
(English version below)
La super galleta. ¿Quién NO creció comiendo galletas Festival? Si algún día se acaban las galletas Festival (Dios no lo quiera), te acordarás de este post. Porque todo niño colombiano ha comido Festival y no conozco a la primera persona a la que no le gusten. Bien, explícitamente, las quiero. Y si hubiera una Festival más grande que la nueva Festival Big, edición limitada, la abrazaría. Así que no me da pena lo cursi de este post y publico las fotos de mi super galleta ad eternum.
-
The Super Cookie. Who didn't grow eating Festival cookies? If one day there aren't Festival cookies anymore (I hope God won't make that), you will remember this post. Because every colombian child has eaten Festival and I haven't met anyone who dislikes them. Well, decidedly, I love them. And if there was a Festival bigger than the new Festival Big Cookie, limited edition, I would hug it. Then, I don't care about how ridiculous this post can be and I put two pics with my super cookie ad eternum.
PS: I'm sorry, english is not my mother language.
martes, 11 de mayo de 2010
jueves, 6 de mayo de 2010
domingo, 18 de abril de 2010
domingo, 11 de abril de 2010
jueves, 8 de abril de 2010
"Los diabéticos no sienten"
Don Luis ha estado sentado toda la mañana en una silla plástica en el pasillo de la sala de hospitalización. Está bien vestido y con una gorra, como quien se prepara para salir y decide no acobardarse ante el sol inclemente. Saluda amablemente a los que pasan y está atento a todo lo que sucede en la sala.
Si no fuera porque usa chanclas en vez de zapatos y tiene la punta del pie discretamente envuelta en un vendaje, nadie descubriría con facilidad que es un paciente más en la clínica. Recibe a los médicos en su trono sintético.
-No me voy a dejar cortar el pie. Eso sí que no. Él va mejorando, es que a mi ni me duele.
-Usted es diabético. Y los diabéticos no sienten.
Silencio. Retumba en la cabeza "los diabéticos no sienten". Los ojos ceguetones de Don Luis lanzan una mirada fija y desconcertada.
-Pero doctor, yo lo veo como mejor. Yo he estado caminando y todo sin problemas.
-No, es que los diabéticos no sienten. Usted no siente- y las palabras de Don Luis quedaban ahogadas por la voz del médico-
Hubo un silencio corto y un arranque de valentía:
-Mire, yo tengo mucha fe. Yo tengo mucha fe en que me voy a curar. Disculpeme, pero es que yo a ese pie le veo vida. Yo le veo vida.
Ésta es una pequeña escena que presencié y me llamó la atención. "Los diabéticos no sienten", en el contexto de la enfermedad, se refiere a la pérdida de la sensibilidad de la piel al dolor porque las altas concentraciones de azucar dañan pequeños nervios. Pero en aquel momento, me sonó casi como una sentencia injusta. ¿Qué es lo que Don Luis no sentía? Pienso que sentía muchas cosas, que siente su pie a su manera.
Aquel anciano titánico, semejante a un Zeus bonachón, quedará por siempre en mi mente. Gracias a Don Luis por darme un recuerdo valioso para atesorar sobre mi profesión y la vida.
jueves, 1 de abril de 2010
Letra de Cerrame las ventanas
CERRAME LAS VENTANAS
Hay una araña en mí, anochecida,
Tejiéndome el desgano con su tul.
Hoy no quiero asomarme a ver la vida
Ni ese cielo infinitamente azul.
Cerrame las ventanas a la noche,
A ese olor que me llega desde afuera
Y es como el escozor de algún reproche,
Y es eso que otros llaman primavera.
Cerrame las ventanas a la noche,
Al rumor, al bullicio de la gente,
A los ojos que me miran desde un coche,
A las luces que me guiñan insolentes.
Cerrame las ventanas, bien cerradas,
A la esperanza absurda y al desvelo
¿No ves que hay mil palomas asustadas
volando en el turbión de un negro cielo?
¡Por Dios, amor! cerrame las ventanas
A ese olor que me llega desde afuera
Porque estoy triste y hoy no tengo ganas
De ver cómo llegó la primavera.
Tal vez el ansia vuelva a mí mañana
Pero por hoy, amor,
Cerrame las ventanas...
Cerrame las ventanas
jueves, 25 de marzo de 2010
sábado, 20 de marzo de 2010
De la noche en que Amelia decidió desaparecer
Amelia guardó silencio, mientras observaba con calma a la galena. A Amelia se le caían repetidamente los objetos de las manos y había sufrido un par de cortaduras en la cocina y una quemadura de segundo grado por la cual consultó. También había tenido contracciones musculares repetidas en los brazos, incluso cuando iba a dormir, reflejos exaltados y dificultad para hablar. Pero eso no era un gran problema.
Amelia era solitaria y un poco huraña. Su semblante altivo obedecía a una desesperanza aprendida, a una aceptación de la imposibilidad de todo, de la relatividad de cada cosa. Sólo una verdad existía para Amelia: el mundo marcha como debe, así no lo entendamos. Quedar encerrada en su cuerpo no era de ninguna manera desastroso. Podría estar siempre en silencio sin que la culparan de mal carácter, podría pensar sin que le preguntaran en qué, podría dejarse morir. O mejor aún, podría hacer lo que le viniera en gana ¿quién se atrevería a coartar los últimos deseos de una moribunda? - Todos estamos muriendo- pensó Amelia. Esa era la otra verdad de su vida.
Amelia no tenía sueños que romper. La ELA no constituía un drama, no era una mártir aferrandose a la supervivencia y luchando inutilmente contra la vida. Era casi una bendición conocer los límites de las posibilidades, una liberación de las presiones sociales, un reto para superar sus futuras discapacidades probando su recursividad, y era un privilegio pensar sin las miradas de los otros.
Creo que desde que nació, Amelia decidió desaparecer. Desde que era una niña soñaba transformarse en un personaje de cada libro que leía, vivir esa historia y así mismo tener un final. Luego, cada vez que estaba triste guardaba silencio absoluto, se tornaba inmóvil, casi catatónica y felíz. Su madre se enfurecía y la empujaba a hablar, así que sólo persistía la inexpresión de sus facciones, pronto rota también. No hizo nada cuando la sangre de su útero amenzaba con dejar escapar su vida. Desde muy joven ya no era fértil. No era fértil su útero ni su corazón.
Con la ELA no perdería el control de sus esfínteres, es decir, aún sería dueña de sus necesdiades fisiológicas más pudorosas y con eso le bastaba, aunque sabía que esto no ayudaría mucho en sus cuidados.
Amelia pensó en todo esto, aún sentada ante el rostro moreno de la hija de Esculapio que se sentía desfallecer de la impotencia y la condena de desauciar. Amelia pensó cuán diferentes eran sus mundos. Aquella Atenea veía brazos, hombros, cráneos, cientos de cuerpos humanos; en otras palabras, el clímax de la vida, del universo, la iluminación más grande que cualquier humano pudiera desear. Y sin embargo, Amelia estaba felíz de no tener que pensar en eso de nuevo. Recordó un cuento corto de un periodista español, Juan José Millás. Recordó que somos extraterrestres, todos los días lo revivimos, nos sentimos ajenos cuando cae la tarde, las 6 de la tarde, el cielo azul cruzado por una bonita beta rosa que parece nacer de los árboles y adopta un caprichoso trayecto.
Amelia salió e hizo lo que más le gustaba. Caminó hasta el campus donde trabajaba, lo recorrió, compró un brownie con helado que ese día estaba más delicioso que nunca y lo comió lentamente mientras observaba la bonita beta rosa desaparecer del cielo. Tres chicas le pidieron que les sacara una foto, les tomó varias, muchas, en realidad, porque no había nadie mejor que ella para tomar fotos, especialmente esas que deben quedar como recuerdos de una fecha importante, que en ese momento parece trivial. Entró a teatro. Caminó de nuevo y lentamente. Se acostó en el suelo, entre muchos jóvenes que esperaban el inicio de un concierto en el parque del barrio. Miró el cielo, sintió el viento, mandó muchos besos a cada una de las personas que amaba. Justo en ese momento iba a desaparecer, pero...ah...el amor. Ni Amelia puede resistirse al amor.
No te ilusiones. Amelia no cambió de idea, sólo la aplazó. Fue a casa y besó a todos, comió algo caliente, llamó a Juan Bautista y le dijo que lo amaba y lamentaba que estuvieran lejos. Se sintió en paz con ella misma cuando puso todo en órden: su colección de objetos patriotas y sus cuadernos de recortes, sus archivos del computador y los álbums de fotos. Lo organizó todo en su pequeño cuarto.
Sonrío de nuevo a cada uno de los que amaba y les hizo los buenos chistes de siempre. Volvió a salir, pero no fue al congestionado parque. Fue a su lugar favorito, una manga detrás del museo, donde podía quitarse los zapatos, ver las flores, árboles, el cielo, sentir el viento en el cuello y escuchar la suave música de los jóvenes artistas. Allí se acostó, concentrada en el murmullo de las hojas. Se sintió profundamente felíz y concentró su pensamiento en la estrella polar. ¿Por qué no se ve desde este valle? Sintió la parálisis de todo su cuerpo, recordó la Fábula del Mar en los Ojos, el amor y el desamor. En resumen, se acordó de Dios.
Era un momento difícil. Amelia se dió cuenta de que sí tenía esperanzas en su corazón. Morir no era fácil. Quizo concentrarse de nuevo en la estrella polar, y dejar que su cuerpo se despedazara y elevara desintegrando cada átomo de su cuerpo, de manera que ella, polvo estelar, dejara al partir una ausencia de recuerdo. Quería dejar el hermoso paisaje natural sin su imagen para integrarlo a su mente, así, no recordaría en la vida eterna cabezas, cientos de brazos ni bocas humanas.
Amelia lo intentó pero no pudo. No pudo morir. Consternada se levantó del suelo con las luciérnagas acusándola. Volvío a casa, volví a casa... y ahora, estoy terminando de escribirte esta historia, sobre esta noche, en la que decidí desaparecer...pero no pude.
Amelia.