jueves, 10 de marzo de 2011

La garza

Una garza rosada mete la cabeza en un hoyo en la tierra. La garza es una garza. No es una avestruz porque las garzas son más bonitas. No me reprochen. Además de ser rosada, la garza tiene vetas amarillas.

Al principio quiere huir del mundo porque hay demasiado espacio abierto, demasiado viento alrededor, demasiados animales corriendo y saltando en muchas direcciones, demasiadas nubes de agua en el cielo y de polvo en la tierra, y todo se mezcla.

Con la cabeza metida en la tierra la garza piensa mejor, porque el hueco funciona como una caja de resonancia. Obviamente, funciona así porque es de tierra. Las cajas de metal son terribles porque aturden con su tintineo vacío, y en las de agua, no se tiene privacidad.

El ave empieza a extrañar al mundo, pero aún siente la confusión de afuera, está atrapada entre la locura y la vergonzosa cobardía. Y decide buscar el Universo debajo de la tierra: estira su cuello largo y delgado con decisión, direccionando y empujando el cráneo como la punta de un cohete, y se dedica a percibir todo lo que venga, convencida de que es el Cosmos mismo, sin ninguna duda.

La visión se le llena de amarillo, y ráfagas de luz expansivas brillan traspasando la tierra, no la cortan, no la alteran, la luz es la tierra misma, y aparecen estrellas y sonidos. La garza está estirada dentro del coloide multicolor y tornasolado, que es tierra y luz, donde vuela y nada.

Hay un momento de turbulencia y embotamiento mental, antes de que aparezca de nuevo el mundo. El mundo, que ya se ve distinto, que se escucha distinto, que se percibe desde adentro, desde el interior de esa bóveda de hueso, los ruidos de afuera se atenúan, ya no estorban.

Cuando vuelve en sí, la garza está parada con sus delgadas patas a la orilla del mar contemplando las nubes de agua en el cielo y de polvo en la tierra. Ha trascendido, atravesado la tierra y sacado la cabeza. Es dichosa de ver el mundo de nuevo y ahora es un poco más sabia (o menos ignorante, según como se vea).

Qué orgullo, aprender a sacar la cabeza sin retractarse, como le hubiera dicho todo el mundo. No, ella no devolvió la cabeza a donde estaban sus patas: su cuerpo siguió su cabeza, y aquí está. Trescendió. Además, hizo un descubrimiento maravilloso cuando llegó a la superficie de nuevo: también se pueden utilizar cajas de resonancia hechas de aire.

1 comentario:

  1. " you are a good writer. your blog is nice. " bye.
    phillipe.

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