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domingo, 23 de septiembre de 2018

El dilema del omnívoro

"El alimento construye al comiente. Es natural, pues, que el comiente busque construirse comiendo." Claude Fischler. El (h)omnívoro, 1990.

Foto tomada en la exposición "Platos para no comer", de Maribel Gordillo, en el Museo de la Universidad de Antioquia. Julio 2018.

miércoles, 28 de junio de 2017

Espejos para dos amantes que no se ven

Y cuando veo a alguien que sé que te ha visto hoy no quiero dejar de mirarlo, porque busco en sus ojos los restos de tu imagen reflejada. Y espero en secreto que mañana, cuando ellos te vean, te entreguen mi imagen de vuelta.

domingo, 3 de enero de 2016

Homenaje femenino

 ♬ Dios bendiga nuestros vientres, traiga pureza a nuestras mentes  
Canción Tréboles de Aterciopelados


viernes, 5 de junio de 2015

El día más feliz del semestre


Más agradecida que si hubiera recibido un premio Nobel  <3 p="">

miércoles, 20 de mayo de 2015

Ira


       Autoinflagelación                                          Descubriendo a través de las grietas

miércoles, 25 de marzo de 2015

Ojos amarillos

Me encontré de nuevo con tus ojos amarillos.
Ayer los vi, luego de mucho tiempo, de varios años,
Y pensé que todo estaba superado.
Sin tristeza, alegría, ira ni remordimiento.
Ojos amarillos cubiertos por las nubes,
Sol eclipsado por la amargura del recuerdo.

Pero hoy vi de nuevo tus ojos amarillos
Y traicioneros, chispearon.
¡Cómo duele!¡cómo queman tus ojos amarillos!
¿Hasta dónde pueden encenderse si se repiten los encuentros?
¿Hasta cuándo, mi alma, carbonizada, tendrá que seguir ardiendo?

Y aunque sé que en realidad, tus ojos no están hechos de sol sino de luna.
Luna, porque son espejos, no ventanas,
Y a pesar de que duela,
Debo confesar
Que me gusta ver tus ojos amarillos,

Así sean de mentira.



sábado, 30 de noviembre de 2013

Verde para siempre

Empezaría siendo el amarillo de los días en que no pienso, de los días en que solamente percibo, que cualquier sensación es placentera. Luego me derretiría en lluvia, en azul oscuro, en azul mojado, en la conjoga y cielo nublado cargado de agua, caería pesadamente sobre el césped, el color verde, mancha de los dos primeros, melancolía de la ilusión empañada de tristeza. Verde hierba aferrado a la tierra, verde que reverdece si es arrancado, verde entre verde, rodeado de más verde, verde maleza, verde invasor, verde libre, verde que se funde en sí mismo, de montañas, de juncos que cubren el cielo, verde para siempre. Verde que está solo pero tan firme y tan abundante que se hace compañía a sí mismo. Verde que no necesita al ser humano y sin embargo se rinde. Verde triste, verde rendido, verde desahuciado, verde contradictorio entre el símbolo de esperanza y su actitud de desesperanza. Verde que se filtra por las grietas, que busca otra salida a ciegas. Verde que escondido crece. Verde que no tiene miedo de ser visto. Verde cíclico, que es arrancado nuevamente, desgarrado, pisoteado, que es convencido de que estorba, pero vuelve a extenderse, gana otra batalla, otra grieta, se apodera de otro rincón abandonado y rompe las murallas para crecer hasta el cielo. Cielo azul de conjoga y misterio, aclarado por luz de lo que nisiquiera comprendemos o aún, imaginamos. Verde por siempre.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Declaro

No quiero vivir en el mundo real bajo ninguna circunstancia. Soy mucho más felíz en mi mundo.

domingo, 19 de mayo de 2013

Me gustas porque siento que si me amaras, podría enfrentar el sinsentido

"Es de noche y nadie podrá echarme en cara mañana lo que pueda decir ahora, porque puede haber sido dicho en sueños."  Franz Kafka

lunes, 13 de mayo de 2013

Usted no me gusta

Usted no sólo me gusta, me encanta. Incluso pensé que me estaba enamorando. Pero hay una cosa suya que no me gusta, una sola, que sin embargo es suficiente: detesto que no tenga iniciativa ni para llevarme la contraria, para decirme lo que le molesta. Yo no puedo adivinar lo que usted piensa. Francamente, me tiene tan hastiada que me rindo. Y como tampoco en eso me va a llevar la contraria, entonces le deseo que le vaya bien. Me hace sentir indignada.

martes, 7 de mayo de 2013

Monólogos y soledades

Escribimos para tener con quien hablar. Para hablar... Yo escribo.

Lo que pasa es que no tengo con quién hablar, en el sentido literal de la palabra. Así que para no enloquecer, escribo. Para poder concretar mis ideas, para entenderme a mí misma, para... escucharme, escribo.

Yo creo que soy una de esas personas que nacieron para estar solas. Y no lo digo por despecho, por la infantil actitud de retar al Destino a ver si Dios o el Destino se dignan a llevarnos la contraria. Lo digo porque en serio nunca he sido capaz de mantener el cariño de nadie. Es como una explosión volcánica de entusiasmo que luego se calma. Entonces todo vuelve a empezar: una nueva búsqueda, una nueva explosión, un nuevo silencio. Una nueva reflexión sobre mí misma, y vamos de nuevo. Mis relaciones interpersonales discurren de la misma manera que una concha de caracol: dando vueltas sobre sí mismas.

Es lindo eso de estar solo. Bueno, no es lindo estar solo. Lo lindo es volver a estar solo. Saborearse de nuevo el placer de la nostalgia, el de la libertad, el de los arranques de euforia para empezar nuevos proyectos iluminados por los sueños de un futuro mejor. Cundo uno se demora en lograr esos proyectos o cuando los alcanza pero también así llega la monotonía es que uno se lanza al abismo nuevamente, buscando unos brazos y un pecho al que aferrarse.

Resuelto el desasosiego, en la dulce quietud de las cadenas, en el sopor insoportable de la dependencia o del apego inseguro (según dicen los psicólogos), abandono o me abandonan y "tres" es el número cabalístico, el punto de decadencia.

Bien. "Uno, dos, tres". C'est fini. Ahora voy por el "Cuatro".

viernes, 8 de marzo de 2013

No me culpes y no te desconciertes si te das cuenta de que estoy llorando. No quiero que me veas llorando, y sin embargo, quisiera hacer nacer de ti un abrazo, y qué mejor que una lágrima.

Suspiro e intento recordar cómo era sentirse completa antes de que vos llegaras, antes de encontrar lo que no estaba buscando. Y siquiera te encontré, así sea por un rato. Finalmente, no es lo que estaba buscando, pero sí lo que necesitaba. Digamos que sin vos saberlo me diste una mano para salir del infierno. Ahora voy por ahí sin saber cómo llegar al cielo, pero por lo menos recordé que existe y que puedo llegar, con vos o sin vos, en otros brazos, o mejor aún, con mis propios pies, a caminar entre nubes.

Salir del infierno tiene su precio. Digamos que no está tan mal allá en cuanto a la temperatura. Ahora ando por ahí sola, sintiendo el viento contra mis brazos y cuesta un poco acostumbrarse. Pero bueno, qué importa, ahora me siento mucho más tranquila y no anhelo la llamarada pasional para sentir que siento.

Ando con un hueco en no-se-qué-parte. De esos huecos que uno no sabe muy bien cómo llenar ni mucho menos con cuánto. Pero son esos los que me gustan... como que uno se siente vivo sabiendo que tiene perdida una parte, asumiendo el reto de buscar dónde, con la esperanza de que existe.

En definitiva, de alguna manera me hiciste verme a mí misma de frente, aunque soy ambliope y por tanto no me veré nunca del todo. Supongo que también se debe a que estoy hecha en parches, como un rompecabezas. La ventaja es que soy autoarmable, sin que eso quiera decir autosuficiente.


viernes, 31 de agosto de 2012

Junto a la ventana

No me gusta la música de fondo de los poemas. No me gusta que me empujen a lo que quieren que sienta, en vez de lo que yo siento. Ahora me acuerdo de mi puesto junto a la ventana, con el cristal transparente, en un rincón más bien oscuro, la lluvia chapoteando en los charchos de afuera, el vidrio frío, el sweter de lana reconfortando mi cuerpo y mi alma, como un refugio. Los pensamientos atrapados entre las gotas que resbalan y el libro de Español sobre el pupitre. La soledad felíz de mi cabeza, aguardando la también felíz tarea de escapar adolorida por los bordes y renglones del cuaderno, en complicidad con los personajes creados, que eran yo misma y eran otros al tiempo, personajes que me parecía que existían en el profesor y compañeros de clase, y que se sentaban conmigo, entre la pared y mi silla, al lado de la ventana, y juntos nos jurábamos lo espléndido que seguiría siendo el futuro, que ahora es presente y se extiende a proyectos. Y no es que sea infelíz ahora, pero me hacen falta esas conversaciones mágicas conmigo misma siendo otros, proclamando verdades universales que creía que poseía, que me erizaban la piel bajo el saco de lana, que me daba calor junto a aquel cristal frío.

lunes, 6 de agosto de 2012

Confesiones a Alejandro

Esta noche siento la necesidad de confesarte algo.
Brota de mí un impulso, incontenible, de echarme al ruedo
No importa (bueno, sólo un poco), que mañana me sienta ridícula.

Tengo un miedo irracional a que con cada minuto, dejes de quererme,
Que con cada segundo me olvides,
Que cuando te busque, la ocupación inadvertida de los días haya borrado tu deseo.

Tengo que confesarte que te rechazo porque tengo miedo,
Porque sos demasiado bueno,
Y no sé qué podría yo devolverte.
Y me da miedo, que no sé qué me has visto, me da miedo no poseer eso.
Me da miedo ser un espejismo.
Me da miedo ilusionarte, o ilusionarme,
Que perdamos el tiempo.

Pero esta noche he escuchado tantos poemas,
He pensado tanto en la muerte,
En el suicidio que significa resignarse y andar sobre seguro,
Que he decidido que lo más prudente, es no quedarme en    [silencio,
Abandonar el camino sensato y confesarte
Que te quiero, no en el sentido de tenerte aprecio,
Sino de querer poseerte por un rato, en una charla,
En una mirada, en la promesa tácita de un nuevo encuentro.

Y si acaso me equivoco escribiéndote esto,
Si malinterpreté tus pasos coincidiendo con los míos bajo algún pretexto,
Perdoname, pero no me arrepiento
Porque ya te he dicho que esta noche pienso demasiado en la muerte
Y aunque haga el ridículo, me permitiré vivir un poco a través de la locura que es
Actuar sin medir las consecuencias,
Sólo por eso me confieso.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Sobre la intromisión

Las penosas introducciones a las obras maestras, disuasorias, áridas, sublimes o desvergonzadas. ¡Ah! ¿Por qué sentiremos curiosidad? ¿Por qué habrá tenido que nacer y morir el autor? ¿No basta con que lleve un nombre, no le pesa éste ya bastante? Pero la gente desconoce la compasión. Tiene que guisarse a su escritor, sazonarlo y comérselo.


Elias Canetti. El suplicio de las moscas. Editorial Josmar.


Soy de las personas a las que no le gusta saber mucho de los autores, al menos antes de leer una obra. Esto para no sesgarme, para intepretar cada frase como una reflexión trascendental sobre la vida en general y no como un juicio a conveniencia según lo vivido, un "respirar por la herida".

Sin embargo, debo reconocer que a veces sazonar al escritor está bien, pero luego de haber saboreado su obra.

Un punto de vista muy personal, claro.

martes, 19 de julio de 2011

Corazón, corazón



A veces el corazón se rompe...porque uno lo rompe, porque otros se lo rompen, o porque uno lo deja romper. El mío tiene un poco de las tres. Tiene un hueco profundo y un infarto de ventrículo derecho, pero ahí vamos. A lo mejor, siendo un híbrido, tengo algunos genes de lagarto y puedo regenerar el miocardio. Y a lo mejor la gente y su vida me va haciendo otras heriditas, pero rellenándome también.

domingo, 4 de julio de 2010

Detalles que dan felicidad


Pingüinos hechos de cocos y totumos (mi animal favorito), pastillas antidepresivas (chocolate), masapanes (¡años sin probarlos!). Conclusión: me gustan las ferias :)