lunes, 6 de agosto de 2012

Confesiones a Alejandro

Esta noche siento la necesidad de confesarte algo.
Brota de mí un impulso, incontenible, de echarme al ruedo
No importa (bueno, sólo un poco), que mañana me sienta ridícula.

Tengo un miedo irracional a que con cada minuto, dejes de quererme,
Que con cada segundo me olvides,
Que cuando te busque, la ocupación inadvertida de los días haya borrado tu deseo.

Tengo que confesarte que te rechazo porque tengo miedo,
Porque sos demasiado bueno,
Y no sé qué podría yo devolverte.
Y me da miedo, que no sé qué me has visto, me da miedo no poseer eso.
Me da miedo ser un espejismo.
Me da miedo ilusionarte, o ilusionarme,
Que perdamos el tiempo.

Pero esta noche he escuchado tantos poemas,
He pensado tanto en la muerte,
En el suicidio que significa resignarse y andar sobre seguro,
Que he decidido que lo más prudente, es no quedarme en    [silencio,
Abandonar el camino sensato y confesarte
Que te quiero, no en el sentido de tenerte aprecio,
Sino de querer poseerte por un rato, en una charla,
En una mirada, en la promesa tácita de un nuevo encuentro.

Y si acaso me equivoco escribiéndote esto,
Si malinterpreté tus pasos coincidiendo con los míos bajo algún pretexto,
Perdoname, pero no me arrepiento
Porque ya te he dicho que esta noche pienso demasiado en la muerte
Y aunque haga el ridículo, me permitiré vivir un poco a través de la locura que es
Actuar sin medir las consecuencias,
Sólo por eso me confieso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario