sábado, 30 de noviembre de 2013

Sin dedicatoria

Poema para cuando lo encuentre: líneas en blanco, él las hará nacer.

Verde para siempre

Empezaría siendo el amarillo de los días en que no pienso, de los días en que solamente percibo, que cualquier sensación es placentera. Luego me derretiría en lluvia, en azul oscuro, en azul mojado, en la conjoga y cielo nublado cargado de agua, caería pesadamente sobre el césped, el color verde, mancha de los dos primeros, melancolía de la ilusión empañada de tristeza. Verde hierba aferrado a la tierra, verde que reverdece si es arrancado, verde entre verde, rodeado de más verde, verde maleza, verde invasor, verde libre, verde que se funde en sí mismo, de montañas, de juncos que cubren el cielo, verde para siempre. Verde que está solo pero tan firme y tan abundante que se hace compañía a sí mismo. Verde que no necesita al ser humano y sin embargo se rinde. Verde triste, verde rendido, verde desahuciado, verde contradictorio entre el símbolo de esperanza y su actitud de desesperanza. Verde que se filtra por las grietas, que busca otra salida a ciegas. Verde que escondido crece. Verde que no tiene miedo de ser visto. Verde cíclico, que es arrancado nuevamente, desgarrado, pisoteado, que es convencido de que estorba, pero vuelve a extenderse, gana otra batalla, otra grieta, se apodera de otro rincón abandonado y rompe las murallas para crecer hasta el cielo. Cielo azul de conjoga y misterio, aclarado por luz de lo que nisiquiera comprendemos o aún, imaginamos. Verde por siempre.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Volver a mí

Qué abandonada me tenía. Yo misma. En cuanto a vos, olvidame.

Y si quisieras que te cuente algo ¿qué te contaría?

Te contaría la historia de lo que realmente sentía. Te contaría que yo te vi primero, que te quise primero. Que huí por miedo a quererte. Que luego, arrepentida, te escribí un poema, que te habría escrito más poemas, que no sé si te entregue. Tal vez algún día, te los envíe cobardemente, cuando ya no me recuerdes.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Declaro

No quiero vivir en el mundo real bajo ninguna circunstancia. Soy mucho más felíz en mi mundo.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Háblame

Y ahora que por fin oí tus gritos te callas y me dejas con estas ganas de escucharte.

sábado, 26 de octubre de 2013

Divagar...


Fragmento de Crímen y Castigo, de Fiódor Dostoyevski

miércoles, 2 de octubre de 2013

Sobre el teatro

Leyendo a mi amado Italo Calvino, encontré una magnífica descripción de lo que es para él el teatro, que a la vez es lo que para mí representa y tal vez lo qu significa también para otra gente. Inicialmente uno pensaría que se trata de un escenario, tarima de teatro, pero trasciende y describe todo lo contrario. Por esas cuatro razones lo comparto:

"Habría que decir también para disipar todo equívoco a que pueda inducir la palabra teatro, que el teatro está hecho de manera que el máximo número de ojos tenga un campo visual libre al máximo, es decir de modo que todas las miradas posibles estén contenidas en él y guiadas como en el interior de un ojo único que se mira a sí mismo, que se ve reflejado en el iris de la propia pupila (...) y habría que precisar igualmente qué es un teatro en relación con los sonidos, como lugar de la máxima capacidad del oído, gran oreja que encierra en sí misma todas las vibraciones y las notas, oreja que se escucha a sí misma, oreja y a la vez concha posada en la oreja"

Fragmento del texto "Desde lo opaco", incluído en el libro "El camino de San Giovanni" de Italo Calvino, editorial TusQuets, 1991.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Un héroe, o un loco, o un tonto

Lo amaba porque era un guerrero de luchas perdidas, de sueños imposibles, de esperanzas irrompibles. Lo amaba porque en el caos de este mundo, él era el único que creía posible llegar a algo mejor, el único que no esperaba a que sucediera, sino que estaría dispuesto a sacrificar su vida por un propósito. Y esa solo cosa, ese sólo sacrificio de algo tan valioso por algo tan imposible, bastaba para amarlo, así no creyera.

viernes, 16 de agosto de 2013

Humo

En una tarde de nostalgia, deliciosa, fría y silenciosa, me siento en el balcón  con los pies apoyados sobre el banco, la chaqueta abierta. Un sabor se disuelve en mi boca y me tranquiliza, los dos dedos en la mano izquierda delatan con su olor y su color mi pecado, manchados de sostenerlo. Mis labios se aprietan mientras lo saboreo y me hace respirar con aire extasiado. En los oídos el saxofón de Sonny Rollins, el piano y el golpeteo de la batería que me hacen imaginar una época de glamour desordenado y humeante, de risas embriagadoras, labios rojos, abrigos, tacones, voces femeninas graves -como la mía- y una elegante irreverencia.

Vuelvo a observar mis dedos manchados, a ser consciente de mis labios, que no se aprietan, la ausencia del humo; lo único que sigue bien es que estoy malditamente feliz sentada en este balcón, con la chaqueta abierta, los pies contra el banco, la trompeta en los oídos y mi pecado...no... mi pecado no es un cigarro, es la ilusión por la que tergiversé la pasta de algunos mazapanes y clavos de canela... Yo no fumo, aunque hoy, ¡demonios, cómo quisiera!