sábado, 11 de diciembre de 2010

Fragmento de Piedra de Sol

Fragmento de Piedra de Sol, de Octavio Paz. No hay para mi escrito alguno que retrate mejor el momento que provoca vértigo, terror y alegría, aquel momento en que cada quien se descubre cómplice de muchos otros, de todos los otros. Es el instante en que uno está profundamente apiadado, profundamente conmovido por haberse hecho consciente de la fraternidad ignorada por los seres humanos, pero de la que todos hacemos parte, compartiendo el amor o el odio, el terror a la muerte, el instinto, el llanto, la creencia de que ser el único humano que sufre. Y luego de ese clímax que explota detrás de los ojos viene un temblor absurdo, el aturdimiento, el deseo de revivir historias épicas pasadas.


"(...) las paredes
invisibles, las máscaras podridas
que dividen al hombre de los hombres,
al hombre de sí mismo,
se derrumban
por un instante inmenso y vislumbramos
nuestra unidad perdida, el desamparo
que es ser hombres, la gloria que es ser hombres
y compartir el pan, el sol, la muerte,
el olvidado asombro de estar vivos;

amar es combatir, si dos se besan
el mundo cambia, encarnan los deseos,
el pensamiento encarna, brotan las alas
en las espaldas del esclavo, el mundo
es real y tangible, el vino es vino,
el pan vuelve a saber, el agua es agua,
amar es combatir, es abrir puertas,
dejar de ser fantasma con un número
a perpetua cadena condenado
por un amo sin rostro (...)"

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