lunes, 15 de abril de 2013

Yo contra mí


Foto: Iglesia de Altamira,corregimiento perteneciente a Betulia - Antioquia

Mi cabeza y los conflictos de la muerte, el dolor, la vida, el sentido de la vida, la razón de la vida, que no son lo mismo. Querer vivir si saber para qué se quiere la vida ni mucho menos qué hacer con ella. Querer que la vida no esté amenzada, cuando aún bajo amenaza se deja escapar la vida porque no se vive sino que se sobrevive. Y luego la enfermedad es el malhechor y el médico el culpable por no proteger la vida, vida que en esos momentos se entrega a sus manos, como si aquel cuerpo humano que está enfermo no fuera responsable de sí mismo sino víctima de todas las acciones de sí mismo, sólo dueño de su "santidad", engrandecida por aquella posición vulnerable en la que se victimiza de todo, aún de sus propias perversiones a través de un arrepentimiento que sólo dura mientras está enfermo.Así pues, no es tan malhechor el deterioro, ni tan heróico el médico, ni tan víctima el paciente, ni el objetivo indudable es no morir. Y yo de qué me muero, o por qué cosas vivo, y qué hago con mi vida y para qué la quiero, y me respondo que la quiero para actuar en favor de lo que es bueno, pero por qué y para qué se vive? Estupideces, de todos modos, me gusta estar viva, y nadie ha muerto en estos días, pero el frenesí de la enfermedad y el terror son epidemia.

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