domingo, 8 de junio de 2014

Y como dijo Mario Benedetti… “tengo una soledad tan concurrida”. Concurrida de ausencias reales e imaginarias. Concurrida de dudas, de desesperanzas y desesperos. Concurrida de resistencias, de luchas imaginarias, autoataques, pérdidas, triunfos e incertidumbre. Incertidumbre de todo. Y el día de turno es la excusa para divagar de los qués, por qués y los paras. En conclusión, mi soledad es tan atosigada de elementos intangibles que estoy más acompañada que cuando me rodea mucha gente. Lo que pasa es que así como a uno le desagrada tal o cual persona, a veces me resultan poco gratas mis auto-compañías.

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